miércoles, 30 de marzo de 2016

OBJETIVOS RACIALES NACIONALSOCIALISTAS

En el ámbito nacionalsocialista mundial hay quienes confunden un poco algo que es sumamente crucial para el futuro de la raza aria en general, algo que es vital para su supervivencia y preeminencia sobre las demás razas no arias. Nosotros no podemos darnos el gusto de permitir estos errores en nuestra filas, más aún cuando el camino hacia la victoria total fue marcado y explicado con total claridad por el mismo Führer. Todos los nacionalsocialistas actuales debemos coincidir en que la supervivencia de la raza blanca depende de que nosotros estemos unidos (todos los blancos) desde los nórdicos hasta los no nórdicos, todos formamos parte de una gran familia, más allá de las fronteras políticas. Esto es lo correcto, estar unidos, no solo en los respectivos países, sino en todo el mundo. Pero al mismo tiempo, esto no debe impedir el cumplimiento de un objetivo fundamental trazado por Hitler y otros grandes sabios racistas: el de purificación de la raza. Está claro que primero debemos salvar a la raza aria o indoeuropea de su extinción, evitando y revirtiendo el actual proceso de aniquilamiento soterrado, que propulsa el judaísmo internacional contra nosotros. Oponerse a las inmigraciones alógenas como primera medida protectora se hace necesario, luego expulsar o esterilizar las poblaciones en nuestros respectivos países es el paso siguiente para evitar el exterminio de la raza blanca. Esto solo será logrado llegando al poder, sea como sea. Si esto sucede en un solo país del mundo, puede servir de ejemplo para los demás países arios, y como dice nuestro camarada estadounidense David Lane se producirá el efecto dominó, llevando la salvación definitiva a Occidente y al mundo. Cuando estemos en esos momentos un gran problema habrá sido superado, habremos salvado de su exterminio a nuestra propia raza. La naturaleza, Dios, nuestros descendientes, vivirán por nuestros actos emancipatorios. Salvando a nuestra raza el mundo será salvado. No obstante quedará aún un paso fundamental y esencial del nacionalsocialismo señalado por nuestro gran profeta Adolf Hitler: la purificación de la raza. He notado cierta heterodoxia (por cierto inaceptable), que no sabría si atribuirla a la falta de comprensión de los ideales que abrazamos, o a cierta influencia cripto-judaica. Esta inaceptable heterodoxia tiende a desenfatizar que el nacionalsocialismo tiene como meta máxima de pureza absoluta de toda la raza blanca, el tipo nórdico. Este tipo nórdico debe ser conservado por todo el pueblo como imagen-meta, según palabras sagradas del propio Führer, como “el tesoro más valioso de nuestro futuro” (Mi lucha, pág. 293, Ed. Wotan) Intentan hacer ver como fabulatríz, ilógico o indigno que un hombre blanco no nórdico acepte este vital precepto nacionalsocialista dictado por Hitler. Esto es sumamente peligroso. Todos somos hermanos blancos, y por lo tanto debemos estar unidos en la lucha, pero el que es blanco, pero al mismo tiempo no es nórdico, debe seguir el camino de Hitler (que tampoco era nórdico), el de la máxima muestra de superación del ego racial, esto es, el reconocimiento evidente (más allá de lo que nosotros seamos), que en ese elemento nórdico se encuentra la sangre incontaminada, la belleza suprema, el verdadero Santo Grial del Señor, lo que a través de los siglos se ha conservado con la mayor pureza. Yo, por ejemplo, no soy nórdico, soy más bien mediterráneo, pero he aceptado esta verdad porque soy nacionalsocialista ¿De dónde vino la luz?, ¿quién nos trajo la palabra?, ¿qué nos dijo él? Hitler, quien dictó la doctrina, es la máxima autoridad, y lo será por siempre. Esto no significa despreciar a los blancos no nórdicos, ya que me despreciaría a mí mismo. Pero jamás debemos perder de vista este elevado y


fundamental objetivo nacionalsocialista, planteado y señalado por el mismo Führer. Quien abandona este precepto monolítico que cobró su forma más elevada en las SS, no puede llamarse nacionalsocialista. Mis palabras están fundamentadas en la misma biblia aria: Mi lucha, donde Hitler señaló el ideal para la configuración del futuro por el cual él luchó, arrastrando tras de sí a millones de leales. Sus seguidores de hoy dispersos ya por todo el globo, luchamos por el mismo ideal. El III Reich de Hitler vino a nosotros, ahora nosotros vamos a él. La fuerza centrífuga ahora es centrípeta. El destino ha concedido el derecho divino de primogenitura en la lucha libertaria de la raza aria a los creadores del nacionalsocialismo histórico. Somos leales a quienes trajeron la sabiduría natural al mundo, somos leales a las palabras de quienes permitieron que hoy seamos nacionalsocialistas. Más allá de donde nosotros nacemos, la Meca espiritual aria es y será Núremberg. Esta fidelidad y lealtad metafísica es la muestra más grande de honor. El III Reich debió desaparecer en la superficie de la Historia, para que hoy la lucha sea reivindicada en todos los países arios del mundo, para que hoy seamos los que somos, nacionalsocialistas, y así logremos la gran victoria. La idea de re-creación o purificación futura de la raza aria está presente en este texto de Mi lucha, donde se expone la idea de crear colonias de raza pura que vendrán a ser el orgullo de toda la nación, hasta conseguir purificar la raza que portará en sí las cualidades primigenias perdidas. Podemos leer todo esto en palabras del mismo libro del Führer: “...la misión principal de los Estados germánicos es cuidar de poner un dique a una progresiva mezcla de razas.” La generación de nuestros conocidos abúlicos e ignorantes de hoy naturalmente gritará y se quejará de la ofensa a los más sagrados derechos humanos. Sólo existe, sin embargo, un derecho sagrado y ese derecho es un deber para con lo más sagrado, consistiendo en velar por la pureza racial. Por la defensa de la parte más sana de la humanidad, se hace posible un perfeccionamiento mayor de la especie humana. Un Estado de concepción racista tendrá, en primer lugar, el deber de sacar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consagrarlo como la institución destinada a crear seres a imagen del Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono. Toda protesta contra esta tesis, fundándose en razones llamadas humanitarias, es acorde con una época en la que, por un lado, se da a cualquier degenerado la posibilidad de multiplicarse, lo cual supone imponer a sus descendientes y a los contemporáneos de éstos indecibles sufrimientos, en tanto que, por el otro, se ofrece en las droguerías (farmacias) y hasta en puestos de venta ambulantes, los medios destinados a evitar la concepción en la mujer, aún tratándose de padres completamente sanos. “Es deber del Estado racista reparar los daños ocasionados en este orden. Tiene que comenzar por hacer de la cuestión de la raza el punto central de la vida general; tiene que velar por la conservación de su pureza y tiene también que consagrar al niño como el bien más preciado de su pueblo.” (Mi lucha, Vol. II, Cap. II: El Estado, pág. 297, Ed. Wotan) Ahora podríamos preguntarle a nuestro Führer: ¿qué nos dice él y los científicos racistas sobre la pureza racial?, ¿cuál es la pureza que busca el nacionalsocialismo cuando se refiere a la raza? La respuesta es bien clara y la encontramos en el mismo Capítulo II: El Estado, aunque también está presente en otros capítulos.



Dice: “Si nos preguntásemos como debería estar constituido el Estado que nosotros necesitamos, tendríamos que precisar, ante todo, la clase de hombres que ha de abarcar y cuál es el fin al que debe servir. Desgraciadamente nuestra nacionalidad ya no descansa sobre un núcleo racial homogéneo. El proceso de la fusión de los diferentes componentes étnicos originarios no está tampoco tan avanzado como para poder hablar de una nueva raza resultante de él. Por el contrario, los sucesivos envenenamientos sanguíneos que sufrió el organismo nacional alemán, en particular a partir de la Guerra de los Treinta Años, vinieron a alterar la homogeneidad de nuestra sangre y también de nuestro carácter. [...] El hecho de la inexistencia de una nacionalidad sanguíneamente homogénea nos ha ocasionado daños dolorosos. [...] Sin embargo, lo que, en el pasado y en el presente, causó nuestra desgracia, puede ser nuestra salvación en el futuro. Por más perjudicial que haya sido la falta de fusión de los diferentes elementos raciales, lo que impidió la formación de la más perfecta unidad nacional, es incontestable que, por otro lado, consiguió que por lo menos una parte del pueblo, la de mejor sangre, se conservase en su pureza, evitando así la ruina de la raza. Ciertamente, una completa fusión de los primitivos elementos raciales originaria una unidad más perfecta, pero, como ser verifica en todos los cruzamientos, la capacidad creadora sería menor que la poseída por los elementos primitivos superiores. Significa una bendición el que gracias a esa incompleta promiscuidad poseamos todavía en nuestro organismo nacional germano grandes reservas del elemento nórdico germano, de sangre incontaminada, las que podemos considerar como el tesoro más valioso de nuestro futuro.” (Mi lucha, Vol. II, Cap. II: El Estado, pág. 293, Ed. Wotan) Esta es una parte fundamental del nacionalsocialismo, Hitler primero reconoce que no hay una raza pura alemana. De ahí en adelante se intentará alcanzar la imagen-meta del hombre nórdico por medio de purificación y cultivo. Como vemos esta no es una parte del nacionalsocialismo inventada por supremacistas norteamericanos (argumento que ha usado cierta heterodoxia traidora para escapar a este objetivo fundamental), esto sale de la pluma de nuestro guía supremo. Como vemos claramente, Hitler señala al elemento nórdico como el reservorio más valioso de la sangre pura del hombre blanco, en Alemania y en el mundo. “Quien hable de una misión del pueblo alemán en este mundo, debe saber que esa misión solo puede consistir en la formación de un Estado que ve, como su mayor finalidad, la conservación y el progreso de los elementos raciales que se mantuvieron puros en el seno de nuestro pueblo y en la humanidad entera.” (Mi lucha, Vol. II, Cap. II: El Estado, pág. 293, Ed. Wotan) Todas las políticas eugenésicas del III Reich apuntaban en última instancia a cultivar aisladamente al elemento nórdico para que su reproducción en mayor número y proporción que las demás etnias vaya purificando y homogeneizando progresivamente a toda la nación a través del los siglos, siempre hacia lo nórdico germánico. Esto lo dijo Hitler (que no era nórdico), esto lo debemos tener en cuenta más todavía quienes no somos nórdicos, él fue el ejemplo a seguir. Si alguien se opone a esto sea por la excusa que sea, deje por favor de autoproclamarse nacionalsocialista. Estamos obligados a desconfiar absolutamente de quienes pretender socavar este mandato. Este objetivo nacionalsocialista es aplicable actualmente en todos los países donde habite el hombre



indoeuropeo. Todo el edificio doctrinal nacionalsocialista fue construido partiendo de esta base: la purificación racial. Los fundamentos usados por Hitler y los demás ideólogos están basados en estudios científicos, y aunque a algunos les suene raro, también están fundados en postulados ocultistas-esotéricos. Guido von List fue uno de los principales precursores del revival del misticismo ario. Hitler fue la síntesis perfecta, quien supo reunir las esencias y las líneas guías para elaborar la más increíble y genial brújula ideológica jamás antes construida por un humano, para guiar a los hijos de la raza aria por los caminos del destino. Una vez un camarada me dijo: “Eso es cosa de los alemanes, nosotros somos argentinos y no debemos adoptar una idea extranjera, debemos adaptarla a nuestra situación nacional”, y me preguntó: “¿Qué vas a hacer? ¿Esterilizar a todos los blancos argentinos no nórdicos, que somos la mayoría?” Yo le respondí que no, que esa es una mala interpretación de lo que es el nacionalsocialismo, a todas luces es visible un problema de comprensión, quienes deberían ser esterilizados no son los blancos sino los que no son de nuestra raza, por ejemplo los extranjeros indígenas bolivianos. Mientras que nosotros debemos amar y proteger a todos los blancos indoeuropeos, darles lo mejor y promover el crecimiento demográfico (de todos los blancos) Al mismo tiempo se debe preservar el elemento nórdico que vive en Argentina con el objeto de incrementar su número (en proporción mayor que los demás), al igual que en Alemania, nosotros también tenemos ese tesoro para nuestro futuro al cual se refirió nuestro Führer. ¿Tan difícil es comprender esto?, ¿tan difícil es aceptar esto?, ¿por qué tanto reparo contra lo nórdico? Hasta Domingo Faustino Sarmiento, que vivió mucho antes que surgiera el nazismo, hubiera recriminado al camarada. Sarmiento, un racista instintivo, abogaba por poblar a la Argentina con población preferentemente germánica y anglosajona, lo mismo que Juan Bautista Alberdi (independientemente de sus otras ideas los veo más cerca del racismo nacionalsocialista que algunos camaradas actuales) Lo mismo sucede en todos los países de América. Lo que puede cambiar son los símbolos o la estética a usar públicamente en los respectivos países y/o el modo de llevar a cabo el ideal, adecuándose sí a la idiosincrasia de cada pueblo en ese momento, pero de ninguna manera cambiar la esencia nacionalsocialista. Ahora veamos que propone Hitler para solucionar el problema: “Una prohibición, durante seis siglos, de procreación de los degenerados físicos y mentales no sólo liberaría a la humanidad de esa inmensa desgracia sino que, además, produciría una situación de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible. Si se realiza con método un plan de procreación de los más sanos, el resultado será la constitución de una raza que portará en sí las cualidades primigenias perdidas, evitando de esta forma la degradación física e intelectual del presente (Nota de Karl Santhrese: aquí Hitler nos indica que en el elemento nórdico se encuentran las cualidades primigenias perdidas, un ideal influenciado por la sabiduría ocultista aria) Sólo después de haber tomado ese derrotero es cuando un pueblo y un gobierno conseguirán una mejor raza y aumentarán su capacidad de procreación, permitiendo después a la colectividad gozar de todas las ventajas de una raza sana, lo que constituye la mayor felicidad para una nación. Es preciso que el gobierno no deje al azar a los nuevos elementos incorporados a la nación, sino, que por el contrario, los someta a determinadas reglas. Deben ser organizadas comisiones que tengan a su cargo dar instrucciones a esos individuos, informes que obedezcan al criterio de pureza racial. Así se formarán colonias cuyos



habitantes todos serán portadores de la sangre más pura y, al mismo tiempo, de gran capacidad. Será el más preciado tesoro de la nación. Su progreso debe ser considerado con orgullo por todos, pues en ellos están los gérmenes de un gran desarrollo nacional y de la propia humanidad. Apoyada en el Estado, la ideología racista logrará a la postre el advenimiento de una época mejor, en la cual los hombres se preocuparán menos de la selección de perros, caballos y gatos que de levantar el nivel racial del hombre mismo.” (Mi lucha, Vol. II, Cap. II: El Estado, pág. 298, Ed. Wotan) Hitler propone la creación de colonias de raza pura (nórdica germánica), que con el correr de las décadas y los siglos crezcan en número proporcionalmente mayor que el resto, para purificar poco a poco la población de un Estado (aplicable a cualquier Estado del mundo), mediante un método de eugenesia progresiva y natural. Esto no debe quedar al margen en nuestro futuro advenimiento. De lo contrario estaríamos manifestando un desconocimiento de la esencia racista nacionalsocialista. Esta genial idea puede adaptarse con mayor o menor dificultad a cualquier país occidental. Ahora tenemos las grandes ventajas de poder seguir los rastros de pureza genética mediante métodos empírico-científicos. No podremos cumplir este sueño si no tomamos el poder. Mucho menos si no entendemos o aceptamos la grandiosidad de esta idea manifestada por nuestro profeta. El sistema judaico en todo momento se esfuerza para quebrar este ideal, intentando por diversos medios convencer a los nacionalsocialistas del mundo actual que aquello era puramente una cuestión de nórdicos. Intentan hacer ver como incompatible una reivindicación así por parte de los no nórdicos (en esos momentos debemos acordarnos de que Hitler no lo era), y el enemigo judaico intenta azuzar y dividir, apuntando primero a que la raza blanca aria en el mundo no actúe unida para combatir su poder financiero y mediático. Y por sobre todo que relativicemos o incluso abandonemos esta odiosa preferencia por lo nórdico como objetivo para la purificación (introduciendo en nuestras filas una especie de marxismo racial) Mostrando esa preferencia hacia lo nórdico como algo inventado por Hollywood, de esta manera convencen rápido a algunos de nuestros camaradas, ya que sabemos que Hollywood está en manos de nuestros enemigos (explotando a su favor el odio que tenemos a todo lo judaico) Pero la realidad nos indica que este magno postulado surgió oficialmente del propio Hitler y jamás fue abandonado en condiciones normales. Incluso en la fase europeísta, entraría en mayor vigor, ya que toda Europa sería la patria aria donde se implementaría el mismo plan eugenésico antes planteado a escala nacional. El judío y sus lacayos intentan darnos una imagen donde el ideal de purificación hacia lo nórdico fue abandonado cuando comenzó la etapa europeísta, cuando en realidad el mismo plan primigenio se ampliaba a escala continental, es más, estaba planeado hacia el futuro crear una Europa de castas similar a la Antigua India, donde la casta nórdica crezca en mayor proporción que todas las demás, de esta manera se irían recuperando lo que Hitler y los demás nacionalsocialistas consideraban las cualidades primigenias, y las SS desempeñarían un papel crucial en ese futuro europeo. Mediante distintas trampas nuestros enemigos pretenden romper no solo con el nacionalsocialismo sino con la ortodoxia nacionalsocialista, porque ellos saben perfectamente que allí está la luz y el fuego que los quemará definitivamente. Otras excusas que el enemigo pone como piedras en nuestro camino, intentan mostrar como sumamente buena la fusión entre indoeuropeos no nórdicos y nórdicos o la fusión entre los otros tipos indoeuropeos entre sí. Cuando en realidad podemos ver que la postura señalada por Hitler no fue esa. El Führer nos dice que la mezcla racial es mala tanto con


razas no arias, como también nos dice que la fusión entre los distintos sub-tipos de arios no es buena o preferible. Por ello él decretó la conservación del elemento nórdico. Como recomendación, prevengo a los camaradas sobre esto, ya que he visto mensajes que si bien hablan de lo malo que es la mezcla racial con otras razas, afirman al mismo tiempo, libremente y sin vergüenza, que la fusión entre arios es potenciadora y sumamente positiva y beneficiosa. No se dejen engañar, este es el camino opuesto al que propuso el fundador del nacionalsocialismo original. Ya vimos cual es la postura nacionalsocialista. ¿Qué gana el enemigo con estas distorsiones aparentemente inofensivas? Simplemente logra exterminar - mediante ideas sutilmente infiltradas - aquello que Hitler y los nacionalsocialistas apuntaron como el tesoro más valioso del mundo. Desconfíen de todo aquel que pretenda hacernos desviar de este ideal por más nacionalsocialista que se diga. Las SS eran el principio para poder realizar este objetivo, de conservación racial de la pureza, es por ello que la Orden SS era racial, y ya en un texto, La SS como Orden racial, publicado originalmente hacia 1944 en una revista oficial de las SS, se expone una concepción centrada en la raza de las SS: “Hasta 1929, las SS eran una tropa de fidelidad demostrada que aseguraba la protección de los jefes y oradores. El Reichsführer hizo de ella una Orden del honor, de la fidelidad, del servicio y de la lucha por el Führer y por el Reich. [...] Las SS son una Orden de tipo nórdico. Adolf Hitler fundó su concepción del mundo sobre la esencia inmutable de la especie nórdica. El pueblo y el imperio deben ser el porvenir estructural de esta naturaleza nórdica. Como líder de los pueblos germánicos, el pueblo alemán tiene por misión predestinada ser el primero en llevar a cabo el combate por el renacimiento del germanismo. La especie nórdica constituye también la fuente mayor de la herencia de sangre nórdica. El primer objetivo del nacionalsocialismo debe ser, pues, el llevar a cabo una política racial sana. Esto exige una depuración del pueblo alemán de toda influencia extranjera al nivel de la sangre y del carácter. Las SS seleccionan, pues, sus miembros, según el ideal de la raza nórdica para formar un tipo germánico libre. Como, de entrada, no se puede prejuzgar el valor del alma de los hombres, la selección se efectúa según el ideal físico de la raza nórdica y según la talla. [...] Los criterios de selección de las SS son, en consecuencia, cada vez más severos. La política racial del Reich incita a la nordización de todo el pueblo. Cuanto más se va acercando a ese objetivo, más se acentúan los criterios raciales de las SS. Las SS no aspiran a alcanzar una posición privilegiada en el seno del pueblo. Es una Orden que, por su acción combatiente, sirve para operar una selección racial de la comunidad y realiza los principios de la política racial que representan un objetivo lejano para la colectividad. Así, las SS aplican una ley fundamental de nuestra escala de valores socialistas que exige que cada uno ocupe su lugar según el valor del resultado obtenido en el seno de la comunidad popular. [...] Quiere ser una Orden de clanes que verá nacer a los hombres de la mejor especie nórdica para servir al Reich. [...] En tanto que Orden, las SS han inscrito sobre su bandera la preservación, la perpetuación de la raza nórdica, y están igualmente en primera línea en la lucha por la victoria biológica. Sólo la victoria de las cunas confiere un carácter históricamente duradero de la victoria del soldado. [...] El Lebensborn (fuente de vida) vela también por la preservación y el incremento de la sangre pura. La voluntad de sacrificio de todas las SS asegura la realización de esta prescripción. Los niños de sangre pura       nacen en los hogares maternales y son criados en las guarderías del Lebensborn.”          

Así podría seguir con muchas otras citas, pero no quiero extenderme, simplemente leyendo Mi lucha varias veces (ya que una o dos no son suficientes para comprender todo) la esencia del nacionalsocialismo debería ser indubitable. Por último, les doy una sugerencia a los arios no nórdicos (como yo, Hitler, Goebbels y muchos otros más que tampoco lo fueron), somos blancos, y por ello debemos estar orgullosos de formar parte de la raza más genial de todos los tiempos, la raza que ha traído al mundo logros jamás alcanzados por otras, estamos por sobre todas las razas de la Tierra y lo vemos claramente, por el solo hecho de ser blancos estamos predestinados a recomenzar la lucha que comenzó nuestro Führer. En fin, la victoria definitiva dependerá de cuán bien entendamos el nacionalsocialismo, y la doctrina de Hitler y a su vez de cuán bien la sepamos amoldar a las distintas realidades de nuestros respectivos países, evitando en todo momento caer en las trampas que nos ponen nuestros enemigos para evitar que cumplamos las máximas hitlerianas. Solo el amor a todos nuestros hermanos arios y el deseo de destruir definitivamente a aquellos que pretenden nuestra desaparición, salvarán al mundo de las tinieblas en las que ha caído siguiendo las recetas anti-sociales judáicas.


¡La Edad de Oro está en nuestras manos ¡

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